Diseño básico, cómodo y olvidable

Si con la reciente Fitbit Alta y otras pulseras hemos apreciado un giro hacia el accesorio de moda en el que poder abarcar más mercado y no sólo el de deportistas, con la Xiaomi MiBand 2 volvemos a tener que hablar de un diseño básico.

La pulsera barata de Xiaomi ha aumentado ligeramente su tamaño para dar cabida a la pantalla, pero sigue resultando muy cómoda y ligera. El material de fabricación de la pulsera ha mejorado, ahora es de goma más flexible, algo muy de agradecer aunque sigue transmitiendo la idea de un acabado menor comparado con la competencia, algo que se compensa con las pulseras de colores. La negra es bastante olvidable.

La Xiaomi MiBand 2 se compone de pulsera y sensor, donde va incluido el medidor de frecuencia cardíaca y la pantalla. El cierre es seguro y fácil de gestionar, aunque requiere de un cierto uso para «domesticar» la goma y realizar esta acción de forma más rápida.

Pantalla sí, pero muy limitada

La principal diferencia de la MiBand 2 es la inclusión en su ficha de especificaciones de una pantalla. Era la evolución lógica tras añadir el sensor de ritmo cardíaco en la segunda generación, la cual probamos a finales del año pasado.

La pantalla de la nueva MiBand 2 tiene buen tamaño y la tecnología que usa es OLED. Hasta aquí todo correcto. Pero cuando nos ponemos en marcha con ella nos encontramos con bastantes compromisos que le restan una parte del valor de tener pantalla a esta pulsera que mide nuestra actividad.

Miband 2 Review Xataka Portada

Batería cada vez más cerca de la competencia

Obviar la llegada de la pantalla a sus wearables anteriores permitió a Xiaomi dotarlos de una batería sin igual entre los rivales que no optaban por pilas. Pero la nueva MiBand 2 ha retrocedido en este aspecto. Pese a ello sigue quedando destacada en duración de batería.

En nuestra prueba con bastantes notificaciones y consultas de la pantalla, que estaba en modo de activación con giro de la muñeca, hemos conseguido una descarga de batería de menos del 10% por día, lo que nos ha permitido alcanzar unos 9-10 días de uso continuado.

Lo que no arregla Xiaomi es la obligación de retirar el núcleo de la pulsera para recargarlo. Aunque no haya que hacerlo más de una vez por semana, es un incordio y puede que a la larga afecte a la resistencia de la pulsera.

Aplicación que progresa adecuadamente

Mifit Interfaz Ingles

Aunque la MiBand 2 cuente con pantalla, la aplicación MiFit es el verdadero lugar donde los datos que la pulsera recoge cada día se deben revisar. Si solo quieres recopilar pasos o calorías, incluso el sueño, la aplicación de Xiaomi es suficiente. Está bien diseñada, tiene buenas gráficas y datos sobre pasos pero la traducción al español (en iOS directamente aparece en inglés) no está afinada al 100% en la versión para Android. Hay trozos que mezclan español con inglés pero es más completa que en iOS al menos en aplicaciones de terceros compatibles.

La sincronización, tanto en Android como en iOS, peca de pesada en ocasiones. La detección de actividades de forma automática se limita a caminatas y el sueño. Del primer caso para Xiaomi una actividad de andar es apenas cuando damos 100 pasos, y en el caso del sueño, no me ha convencido su fiabilidad. No hay que indicarle cuando nos acostamos, pero en nuestras pruebas nos determinaba que el tiempo de sofá por la noche estábamos ya durmiendo cuando otros modelos como la Fitbit que probamos hace poco sí supo que todavía no estábamos dispuestos a dormir. No es una cuantificación sencilla la del sueño y aquí Xiaomi tiene bastante margen de mejora en el desarrollo de los algoritmos.

La parte social ha mejorado, y podemos de forma sencilla compartir logros y acumular días superando nuestros objetivos para obtener récords. También es posible compartir con amigos un código QR con el que ellos nos podrán seguir y empezar a conocer nuestra evolución.